Catedral de León, la Pulchra Leonina
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La Catedral de León, también conocida con el sobrenombre de la Pulchra Leonina -que significa 'la Bella Leonesa'- es una de las grandes obras del estilo gótico en España. Pero, sobretodo es conocida por su impresionante conjunto de vidrieras, uno de los más importantes a nivel mundial.
Construcción de la catedral
La actual catedral gótica se comenzó a construir en el siglo XIII. En la época romana la zona era ocupada por unas antiguas termas romanas, sobre las mismas se levantaron antiguas iglesias e incluso una catedral románica, por lo que en su subsuelo hay importantes restos arqueológicos.
En el interior de la cripta arqueológica, situada justo frente a la fachada sur, se pueden visitar importantes restos del campamento romano de la Legio VII Gemina, que fueron hallados durante la peatonalización del entorno de la catedral en los años 90.
Las vidrieras
La catedral de León es conocida sobre todo por su impresionante conjunto de vidrieras, probablemente uno de los más importantes del mundo junto con el de la catedral de Chartres, en Francia. La colección de vidrieras alcanza el número de de 737, con una superficie de más de 1.765 metros cuadrados, habiendo vidrieras de los siglos XIII al XX.
Museo catedralicio
El museo catedralicio constituye un conjunto único en su género, albergando piezas de todas las etapas de la historia del arte, desde la prehistoria hasta el siglo XX, todas ellas repartidas en diecisiete salas, en el entorno del claustro catedralicio.
Leyenda del topo maligno
Sobre la puerta de san Juan, por el interior, cuelga un pellejo, que según la leyenda se ha identificado siempre como un «topo maligno».
Según se cuenta, el topo destrozaba lo construido a lo largo del día, durante la noche. Los leoneses decidieron acabar con aquel ser que no dejaba avanzar los trabajos y en recuerdo de lo sucedido cuelga la piel del animal en el interior de la catedral.
Lo que hoy podemos contemplar, se demostró durante los años 90 que en realidad es un caparazón de tortuga laúd, quién lo llevó a la catedral y quién la colgó allí continúa siendo un misterio.